Decía Nietzsche que “Darle estilo al carácter propio era un arte grandioso y raro”, pero experimentos recientes demuestran que además, es una hazaña evolutivamente inesperado. Es un proceso duro, pero como continúa la cita del filósofo alemán, “Es [un arte] ejercitado por aquellos que ven las fortalezas y debilidades de sus propias naturalezas y las abrazan en un plan artístico que luego parece como arte y razón e incluso la debilidad place al espectador”. Ser inadaptado a lo que la mayoría o el grupo dice ha sido siempre valorado como un signo de independencia, pero ¿qué dice la ciencia al respecto?
Un equipo de neurobiólogos descubrió recientemente que existe un “dolor de independencia” asociado a la inconformidad social, es decir, que ser distintos al grupo es complicado.
Si la conformidad social resulta de un proceso de decisión consciente, esto estaría asociado con cambios funcionales en la corteza prefrontal, mientras que si la conformidad social fuera basada en las percepciones, entonces los cambios en la actividad se manifiesta en las regiones occipitales y parietales.
El “dolor de independencia”, que por simplicidad llamaremos “el costo de tomar tus propias decisiones”, se manifestó en los resultados como un incremento en la actividad de la amígdala. Al realizar precisamente aquello que no evolucionó para realizar, el individuo pasa por una etapa de malestar emocional. No es por nada que tomar buenas decisiones – como al cambiar de hábitos o pensar viendo más allá que el resto de las personas que nos rodea – es sumamente difícil.
Piénsenlo como este artículo en Eating Academy indica:
Por 2 millones de años hemos evolucionado – tomando decisiones, sobreviviendo e interactuando – pero sólo por los últimos 2500 años (0.125% de ese tiempo) hemos tenido acceso a la lógica formal y por sólo 400 años (0.02% de ese tiempo) hemos tenido acceso a la razón científica y el método científico.
La buena noticia es que aunque no nacemos con esta habilidad, sí que podemos aprenderla. Con esfuerzo, según parece, aprendiendo a valorar la diversidad y la tolerancia.
Continúa leyendo sobre un caso de cómo las preferencias del grupo pesan sobre las propias en cuanto a los gustos musicales, en Wired, de donde sacamos la imagen de portada.
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